El fin de semana pasado compré unas gafas.
La graduación me tenía sin cuidado, así que ni siquiera agendé una cita con el oftalmólogo.
Puedo prácticamente asegurar que no las necesitaba para ver mejor. Tampoco para verme mejor.
Simplemente tuve la necesidad de ver distinto. De encontrar otro enfoque.
Como cuando decides voltear hacia cualquier lado buscando una respuesta, aun sabiendo que la tienes enfrente. Justo donde la dejaste.
Como cuando cierras los ojos, apretando fuerte, para entender lo que ves. Olvidar algo recordándolo mejor.
Creo que mis anteojos han sido una excelente compra.
No sé qué tan bien funcionen para la vista cansada, pero han aliviado bastante mi vista harta.
martes, 24 de noviembre de 2009
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1 comentario:
Siempre tus sabias y robustas palabras hacen que mis necias ideas enloquescan y y bailen cha cha cha poderoso Diego :)
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