sábado, 20 de marzo de 2010

S1N T1TUL0

Mi aifon se está empezando a apendejar.
Creo que es cierto eso que dicen, "todo se parece a su dueño".

lunes, 8 de marzo de 2010

ENC0NTRARLE EL SENT1D0 A LAS C0SAS

Respire Profundo...
Relájese...
Exhale.
Ahora
Intente indagar entre sus amigos de la capital Jaliciense si hay mejor remedio para la tos que el Jarabe Tapatío.
Gracias

jueves, 4 de marzo de 2010

DUDA GASTR0N0M1CA

Si mi madre, quien siempre ha estado negada para la cocina (por decirlo de una manera educada y respetuosa), empieza a cocinar de la noche a la mañana con el sazón propio de una abuela, ¿es una señal? ¿Significa que debo darle nietos? ¿Es que por llevarme dentro suyo durante nueve meses nuestros relojes biológicos están sincronizados? ¿Se volverá una activista del sexo sin protección?
Me cansé buscando respuestas a estas y muchas otras interrogantes hasta encontrar una que resultara, si no completamente satisfactoria, por lo menos efectiva como placebo. Y afortunadamente la encontré.
Hace poco, mi madre heredó un juego de ollas que pertenecía a mi abuela. Heredó en vida, debo aclarar. Mi abuela tiene a sus ochenta y varios años muchísimas más ganas de vivir que un suicida arrepentido. Mujer santa de sazón incomparable, que no importa si cocina un festín navideño en pleno octubre o mete un pan Bimbo a la tostadora para que desayunes después de una cansada noche de pesadillas, siempre acierta en provocar que tu primera reacción sea un sonido de "m" sostenido. Sí, no siempre en mayúsculas. Y muchas veces a un volumen inaudible, pero siempre consigue hacerte sentir un poquito mejor.
Es muy probable que esta mágica capacidad que mi abuela parece irradiar se haya impregnado en estos simples artículos de cocina, que también cabe aclarar, le regaló a mi madre porque en una visita a casa nuestras ollas le parecieron feas. O por lo menos eso dijo. Tal vez le cayeron mal de vista. O le dieron mala espina. O probablemente, en un momento de soledad, platicó con ellas y le contaron las atrocidades que han albergado con el paso de los años. Mi abuela es muy platicadora.
Dijo "Toma estas ollas, m'ija. Y tira las tuyas porque están muy feas...". Mi madre, quien estoy seguro a la fecha no cree que sus ollas fueran feas, las aceptó en un acto más de empatía que de convencimiento.
La verdad es que mi abuela no cocina desde hace meses. No cocina desde que murió mi abuelo.
Y realmente quiero creer que su sazón quedó atrapado en esas ollas. Por lo menos una minúscula fracción de ella.
Prefiero creer en mi teoría de las ollas que en la del tributo de nietos a mi madre. Aunque mientras escribo esto, no puedo evitar divagar un poco y crear una nueva teoría en la que todos consiguen un final feliz al sumar los factores. Una en la que mi abuela hace que sus bisnietos se olviden de las pesadillas preparándoles el desayuno.

Dedicado amorosamente a las albóndigas con chipotle de mi abuela Gabina.

martes, 2 de marzo de 2010

B1ENVEN1D0S V1S1TANTES

Afectado por uno de los trastornos más comunes de los tiempos en los que vivimos, puedo asegurar que -como muchos- soy el más ávido visitante de mi propio blog.
Entro constantemente para ver si todo sigue en orden, si el contador de visitas aún no empieza la cuenta regresiva, si alguien se dignó a dejar un comentario que no sea spam. Obvio, si escribiera tanto (o tan bien) como visito, tendrían miles de entradas, lectorcitos y lectorcitas. Este espacio sería tan insoportable como mi tuíter.
Hace unas horas, en una de mis compulsivas visitas de rutina a este blogcito cotorrón, el contador de visitas llamó particularmente mi atención.

El número era 006667.


Y como seguramente entenderán mi primera reacción fue una pregunta. "Qué chingados!?", dije, no sé si en mi cabeza nada más o sí abrí la boca. Mi segunda reacción fue un cuestionamiento muchísimo menos retórico y más específico. "Quién habrá sido el visitante anterior?, pensé, esta vez estoy seguro. Lo cual me lleva a la tercera interrogante. "¿Me habrá visitado también al principio y pasó a ver cómo sigo?", muchísimo más místico y menos factible. Y seguí preguntándome cosas hasta que sonó mi alarma. Me tocaba hacer un rondín en el A1 BL0G YÜ. Ver si no le falta pegamento a la parte de atrás de mi foto de perfil y esas cosas. Entré con miedo, vía mi menú de favoritos (a quién quiero engañar? Mi shortcut es mazanitados...), pero se me ocurrió escribir un post antes de llegar al fondo, donde con números rojos el contador de visitantes puede haber comenzado ya su cuenta regresiva.