Todos tenemos la misma pesadilla recurrente.
Esa en la que no podemos abrir la boca.
En la que hay un extraño en nuestra habitación y no podemos ni siquiera preguntarle quién es.
Donde no podemos movernos, ni hablar.
Siempre es la misma.
Y todos la tenemos, aunque se nos olvide siempre al despertar.
martes, 12 de enero de 2010
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