domingo, 24 de junio de 2012

DE F0ND0



He de haber tenido unos 6 ó 7 años y mi mejor amigo era una cajita negra que llevaba para todos lados. Obviamente, también tenía mejores amigos juguetes, mejores amigos de la escuela, mejores amigos de mi edificio, mejores amigos de pasillo de súper y todas esas profundas y significativas amistades que uno tiene a esa edad en la que todo parece mejor porque todo lo hacemos así. Pero mi relación con ese walkman era algo distinto. Para quienes nada más conocen el término "Walkman" porque la palabra viene escrita en su celular, éstos originalmente reproducían cassettes (KCTs): un formato impractiquísimo que en ese entonces se vendía precisamente por su practicidad. Poca capacidad, mal sonido, tremendamente falible (¿o quién no recuerda tener que conseguir desesperadamente un pluma Bic para que su música no se perdiera?), voluminoso; los defectos eran muchísimos. A pesar de todo, como con las personas, podía pasar esos defectos por algo porque era mi amigo.
Y obviamente, a mis padres los regañaban por todo, hasta por mis amistades con objetos inanimados: por dejarme llevar para todos lados algo "no apto para mi edad", por la irresponsabilidad de dejarme escuchar canciones que decían cosas del diablo y groserías en inglés, por arriesgarme a usar un aparato de sordera desde la pubertad, en fin. Afortunadamente no cedieron, y sobre todo mi padre (quien me regaló ese Walkman) siempre se preocupó porque siempre estuviera escuchando algo nuevo, algo que supiera que nunca había oído. Un día llegó con una caja grande de cassettes. En el dorso se leía "Masterización Digital. 1990" sobre una bandera del Reino Unido. Ese día conocí a 4 nuevos mejores amigos.

*Cuando escribí esto sonaba el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de los Beatles.

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