lunes, 19 de abril de 2010

N0T1C1A

En el encabezado se leía "Cuatro muertos en tiroteo afuera del hospital". Sin pensarlo dos veces, tomé apurado el diario y le pagué al voceador. Ni siquiera noté que la pinza de madera seguía apretando más de la mitad de las páginas del rotativo, hasta un par de minutos después.
Me llevé una gran decepción al leer la nota completa. Tanto así, que tuve que leerla varias veces.
De forma extensa y detallada, recreaban los hechos: La hora, el lugar, la edad de las víctimas y el victimario, el calibre del arma homicida. Inclusive aclaran que las víctimas sólo fueron tres, pero que el cobarde tirador se disparó a sí mismo en la sien izquierda antes de que llegaran las autoridades.
Se exponen teorías sobre los motivos del agresor, sobre la culpabilidad o inocencia de los agredidos. El texto incluye reacciones de varios transeúntes, de familiares cercanos de los acribillados a tiros, de familiares lejanos del asesino/suicida y por extrañas razones, hasta del velador de la fábrica de armas, quien se limitó a decir "Yo nada más trabajo aquí, pero pues lo que hizo ese muchacho sí estuvo mal..."; supongo fue lo mejor que pudieron conseguir en tan corto tiempo. El periodismo es toda una carrera. Pero lo que generó mi decepción no fue la falta de detalles, sino de información. Nunca he estado ni siquiera cerca del hospital y siento que vivo enfrente. Podría dibujarlo ahora mismo y apuesto que sería una reproducción más acertada que los bocetos del arquitecto.
Así de bien creo que describieron el exterior.
Pero olvidaron lo importante. ¿Qué más da la muerte de cuatro cuando hay miles luchando contra historias más interesantes a unos cuantos metros?

1 comentario:

La Intolerante dijo...

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