«Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.»
Con tan sólo siete palabras, este ambiguo texto (¿quién despertó? ¿dónde es "allí"?) se convirtió en objeto de estudio, de parodias y tributos por igual. Inclusive, sigue siendo reconocido por muchos como "el cuento más corto del mundo", a pesar de haber perdido dicho título con la publicación de "El Emigrante", del mexicano Luis Felipe G. Lomelí.
«-¿Olvida usted algo? -Ojalá»
Este cuentito de cuatro palabras puede resultar mucho más profundo que algunos libros, al igual que "El Dinosaurio".
Y les escribo todo esto para presentar una nueva sección en su blogcito cotorrón de confianza. ¿Y por qué no? Para que con aprenderse
unas cuantas palabras puedan sacarle plática a la bohemia literata que nomás no los pela (o al galán intelectual que no les hace caso, asegún).
La nueva sección llevará por nombre "#RELAT0SH1PERBREVES". Ya sé, ya hay montones de secciones y todas terminan abandonadotas (estaría bueno que dejaran un comentario para decir cuáles les gustaría que tuvieran un poco más de continuidad, amables lectorcitos y lectorcitas). Tal vez muchos se preguntarán "¿y ese gatito qué?", si es que no están familiarizados con Twitter, la red social en la que las personas se comunican (idealmente) con 140 caracteres o menos. Precisamente ahí conocí el hashtag de #relatoshiperbreves (muchas gracias, @ladandy) y precisamente esa es la onda de la sección: Escribir microcuentos en 140 caracteres o menos. Bueno, en 121 caracteres o menos, ya que en tuíter deben incluir el hashtag. Así pues, les dejo con el primero y doy por inaugurada esta sección.
«Y un par de semanas después, pagó la última de las letras. Así recuperó a la mujer que había empeñado años atrás.»
No hay comentarios.:
Publicar un comentario